Hola Amig@s!!
Espero que se encuentren al igual que yo, disfrutando este hermoso día que nos regaló Dios por su infinito amor y misericordia.
Les comparto un poco de mi devocional de hoy en la mañana:
En Deuteronomio 8: 16-18 NVI:
“En el desierto te alimentó con maná comida que jamás conocieron tus antepasados. Así te humillo y TE PUSO A PRUEBA, para que al fin de cuentas TE FUERA BIEN. No se te ocurra pensar: “Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos”. RECUERDA AL SEÑOR TU DIOS, porque es él quien te DA el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados”
Estuve recordando con este pasaje, de donde me saco el Señor, el me saco de un desierto, un momento de prueba que viví y que me costó mucho trabajo salir. Y logre salir cuando reconocí a Dios como mi fortaleza y el único que tiene control sobre todas las cosas y en verdad a depender de él. Pero cuán importante es continuar dependiendo de él aun en el triunfo.
El pasaje señala: NO SE TE OCURRA PENSAR “ESTA RIQUEZA ES FRUTO DE MI PODER Y DE LA FUERZA DE MIS MANOS”
No dejes que la alegría del triunfo y de lograr tu sueño se te llegue a olvidar de donde te saco él Señor. No se quizás Dios te dio la oportunidad de tener algún logro profesional, encontraste el trabajo que tanto deseaste, pudiste por fin encontrar al amor de tu vida, o algún sueño que se te hacía difícil de alcanzar y que Dios en su infinita misericordia y amor nos lo otorgó después de un momento de desierto (Para que al fin de cuentas TE FUERA BIEN).
Aun en el triunfo, alábale con ese fervor siempre: “Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán” (Salmos 34:1)
Aun en el triunfo, no dejes de congregarte como algunos tienen por costumbre (Hebreos 10:25)
Aun en el triunfo, no descuides tus momentos íntimos con el “Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará” (Mateo 6:6)
Aun en el triunfo no descuides el hacer aquello a lo que Dios te ha llamado: “Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?” (Santiago 2:14)” Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta” (Santiago 2:26)
Muchas veces la misma emoción del triunfo y haber alcanzado alguna victoria, perdemos de vista el que debería ser el principal objetivo de nuestra vida. Nos confiamos demasiado y al caer en esa confianza descuidamos lo más valioso, nuestra intimidad con Dios. De pronto ya no le hayamos tanto interés a las cosas de Dios y nuestros pensamientos solamente están concentrados en eso que nos mantiene tan feliz. Y es entonces que Dios empieza a descender del lugar donde lo teníamos: de ser el centro de nuestras vidas y ocupar el primer lugar, empieza a ocupar el segundo lugar, posteriormente el tercer lugar a veces hasta el último lugar.
Siendo que en su palabra Dios nos señala que le busquemos primero a él (Mateo 6:33).
Dios ha sido tan maravilloso conmigo y me ha concedido tantas cosas, y muchas veces he caído en la tentación de adorar a otros dioses. Es decir poner en primer lugar a otras personas, otros logros, otros objetivos antes que a él. ¿Y saben qué? Dios me ama tanto, que ha perdonado cada una de mis infidelidades. y muchas de esas veces me ha tocado ser corregida por él “Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido” (Proverbios 3:12)
Busquemos de Dios en todo tiempo, y en todo tiempo alabémosle. Aun en la alegría, aun en la prueba del desierto, siempre ante todo y en todo.
Examinémonos constantemente, así como lo dijo David: “Dios mío,
mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva” (Salmos 139:23-24 TLA)
“Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano” (Isaias 55:6)
Aprovechemos esta pequeña etapa que tenemos en la tierra, solo estamos de paso recuérdenlo, no nos llevaremos nada de aquí, aun las personas que más amemos, LA SALVACIÓN ES PERSONAL. Y Dios trata de manera personal. Dios nos mandó a que nos amemos unos a otros, pero también dijo que LO AMEMOS PRIMERO A ÉL SOBRE TODAS LAS COSAS. Y el concederá las peticiones de nuestro corazón.
Gracias a Dios por su palabra, y gracias a ustedes por leer este Blog.
Bendiciones miles!!
Sury